Esta es una de esas recetas tan rápidas que casi se tarda más en preparar los ingredientes que en el hecho de cocinarlos.
Los
ingredientes son sencillos, de los que solemos tener en casa en todo
momento a excepción del pescado, atún en este caso aunque se puede
emplear cualquier otro; lo he preparado también con salmón, muy
sabroso, o incluso podemos cambiarlo por alguna carne.
No conviene
cocinar en exceso este plato para conseguir un contraste de texturas
muy interesante, crujiente de las hortalizas y tierno y jugoso del
atún, y para conseguirlo qué mejor que emplear un wok, con el que
obtendremos altas temperaturas para que el salteado sea rápido, lo
justo para dar color a las hortalizas sin llegar a cocerlas y
manteniendo ese crujiente que vamos buscando.
Un poco de salsa de
soja le va a dar el toque de sabor diferente, ese algo que no sabemos
qué es pero que está ahí.
Finalmente, el atún lo cocinamos lo
mínimo para que quede jugoso, dejándolo casi crudo; en caso
contrario quedaría demasiado seco.
Ingredientes:
Nº
de raciones: 1
- 1/4 de cebolla
- 1/4 de pimiento rojo
- 2 dientes de ajo
- 1 filete de lomo de atún
- un chorrito de salsa de soja
Elaboración:
Como
he comentado al comienzo de la entrada el cocinado es muy rápido,
así que lo primero es preparar todos los ingredientes.
Cortamos
las hortalizas en dados menudos, de 1 cm de tamaño
aproximadamente.
Cortamos el atún en dados de unos 2 cm de
tamaño.
Ponemos a calentar el wok al fuego máximo y cuando está
bien caliente añadimos un poco de aceite, siempre de oliva; en torno
a una cucharada.
Añadimos las hortalizas y cocinamos 2 ó 3
minutos, volteándolas con cuidado para que se cocinen por todos los
lados; deben coger un poco de color, pero sin llegar a
reblandecerse.
Añadimos la salsa de soja y volteamos el wok para
mezclar todos los ingredientes.
Finalmente añadimos el atún y
apagamos el fuego, volteamos para mezclar y dejamos unos momentos
sobre el fuego apagado para que se cocine el pescado con el calor
residual, lo justo para coger color la superficie pero manteniendo la
parte central ese tono sonrosado que nos indica que aún está casi
crudo.
Emplatamos y servimos.